Esclerosis múltiple y ejercicio

 

Durante muchos años, a las personas que padecían esclerosis múltiple se les ha aconsejado no practicar ejercicio físico, sobre todo las modalidades más intensas, por el miedo a que pudiera empeorar el curso de su patología.

Este temor estaba fundado en el hecho de que algunos pacientes con esclerosis múltiple manifestaban la exacerbación de alguno de sus síntomas después de practicar algún tipo de ejercicio físico.

Sin embargo, hoy en día sabemos que, si bien es cierto que la práctica de algunas actividades incrementan la temperatura corporal, lo que a su vez puede provocar la exacerbación de los síntomas, esta situación es temporal y se recupera en un corto período de tiempo, una vez que la temperatura ha vuelto a bajar.

La recomendación de no practicar ejercicio físico ha dado como resultado que, en general, los pacientes con esclerosis múltiple son menos activos que los sujetos sanos, e incluso menos activos que quienes padecen otras patologías crónicas. Este grado de sedentarismo ha supuesto que padezcan comorbilidades tales como la obesidad, el síndrome metabólico o la osteoporosis en mayor medida que otros grupos de población.

A día de hoy, la realidad respecto a la práctica de ejercicio físico en estos pacientes es bien distinta.

Pues bien, en estos momentos la controversia se sitúa en el nivel de intensidad al que se debe realizar este ejercicio.

En este aspecto, la creencia de que las personas con esclerosis múltiple deben realizar ejercicio a una intensidad leve o moderada, evitando la alta intensidad sigue muy arraigada entre profesionales y pacientes. Esto genera un miedo a las distintas modalidades de ejercicio intenso que contradice a las publicaciones científicas actuales.

La mayoría de estas publicaciones señalan el ejercicio físico de alta intensidad como seguro y beneficioso para personas con esclerosis múltiple. Por lo tanto, se debería perder el miedo a someter a estas personas a este tipo de ejercicio, aunque es cierto que hay que tener en cuenta una serie de aspectos importantes, como son los siguientes:

  • En personas con un grado severo de afectación, esta modalidad de ejercicio puede no ser factible.
  • El programa de ejercicio debe realizarse de forma individualizada y controlada mediante la monitorización de los usuarios.
  • Las personas con esclerosis múltiple presentan una gran variabilidad en su cuadro clínico, por lo que es necesario adaptar el ejercicio día a día según como se encuentre la persona.

Para terminar, a modo de conclusión, hay que remarcar que el ejercicio intenso es viable y recomendable en una gran parte de las personas con esclerosis múltiple, pero, para poder prescribirlo con seguridad, es fundamental, en primer lugar, conocer la enfermedad.

Además, es necesario conocer a cada persona de forma individualizada, teniendo muy claro cómo reacciona su cuerpo al ejercicio.

Estos dos requisitos son imprescindibles para poder estructurar programas de ejercicios que aporten beneficios con plena seguridad para los pacientes. Aventurarse a aplicar sesiones de ejercicio a estos pacientes sin ese conocimiento, no solo puede no aportar beneficios, sino que incluso puede ser perjudicial.

ADRIÁN GARCÍA GONZÁLEZ_COORDINADOR CEROCUATRO NEURORREHABILITACIÓN_FISIOTERAPEUTA NEUROLÓGICO
Adrián García
Fisioterapeuta
Coordinador Fisioterapia Neurológica en Cerocuatro
CEROCUATRO SALUD
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