Inicialmente, los traumatismos craneoencefálicos suelen derivar en procesos de coma y alteraciones de la conciencia, siendo el tiempo de duración de estos estados determinantes para el futuro estado funcional de la persona.
Tras la recuperación progresiva del nivel de conciencia y de la orientación, puede surgir una gran pluralidad de síntomas físicos, cognitivos, conductuales o de comportamiento, que variarán en función del tipo de lesión, la gravedad, extensión y localización del daño cerebral.