Esto conlleva una disminución en los niveles de dopamina y la consiguiente aparición de los síntomas. Sin embargo, la degeneración también afecta a otras áreas del sistema nervioso produciendo una alteración en otros neurotransmisores, lo que da lugar a una gran variedad de síntomas.
Por tanto, la enfermedad de Parkinson afecta de diferente manera a cada persona que la padece, de forma que en algunos individuos predominan los síntomas motores mientras que en otros destacan otros como trastornos del sueño, alteraciones emocionales, trastornos del habla y la deglución o ralentización cognitiva.