terapias intensivas

Los beneficios de las terapias intensivas

La rehabilitación intensiva ha demostrado resultados más positivos que con la rehabilitación tradicional

Realizar un tratamiento intensivo en una fase inicial probablemente reduzca la cantidad de terapia que necesite esa persona en fase crónica.

Las terapias intensivas son un enfoque de la neurorrehabilitación que requiere de una alta dosis de tratamiento.

Estas terapias intensivas, controladas y medidas de forma muy exhaustiva, se desarrollan durante un período de tiempo determinado y tienen como objetivo restaurar, en la medida de lo posible, las funciones dañadas.

La intensidad no solo supone un alto volumen de sesiones sino que también conlleva una elevada carga física y mental en cada sesión, de forma que constituye un desafío.

El protocolo intensivo es, sin duda, un compromiso por parte del paciente y del terapeuta.

Precisamente por ello, la rehabilitación intensiva ha demostrado resultados más positivos que con la rehabilitación tradicional.

Su justificación se sustenta en multitud de publicaciones científicas que afirman que es necesario un alto número de repeticiones, actividades desafiantes y un ambiente enriquecido para maximizar el aprendizaje y potenciar la capacidad plástica del sistema nervioso.

De hecho, realizar un tratamiento intensivo en una fase inicial probablemente reduzca la cantidad de terapia que necesite esa persona en fase crónica. En este sentido, a día de hoy sabemos que, si concentramos los recursos para poder realizar un tratamiento intensivo durante los primeros meses, se obtienen mejores resultados que si se dispersan en dos o tres sesiones semanales durante años.

Pero no solamente son útiles en fase aguda, ya que la evidencia nos dice que se pueden implementar en todo tipo de estadios con resultados muy positivos. En este sentido hay estudios en pacientes crónicos que demuestran que con tratamientos intensivos de alrededor de 90 horas repartidas entre tres y seis semanas se pueden conseguir cambios significativos tanto en la función del brazo como en la capacidad de marcha y equilibrio. Además, se ha demostrado que estos cambios se mantienen en el tiempo siempre y cuando se sigan unas pautas determinadas.

Por lo tanto, multitud de pacientes se pueden beneficiar enormemente de un tratamiento intensivo, aunque sí es cierto que en fases iniciales es donde más importancia tiene porque se aprovecha la propia capacidad de regeneración del sistema nervioso.

¿A qué personas van dirigidas?

La rehabilitación intensiva se puede aplicar a un gran número de las personas afectadas por un déficit funcional como consecuencia de un daño en el sistema nervioso. Especialmente a aquellas que han sufrido un daño agudo como puede ser traumatismo craneoencefálico, ictus, tumor cerebral o lesión medular y están en proceso de recuperación.

En este sentido, cabe señalar que los primeros meses son cruciales y una rehabilitación intensiva disminuye los déficits a largo plazo. En fase crónica también se pueden conseguir grandes beneficios, siendo el abordaje con mayor evidencia en este tipo de pacientes.

También cabe señalar que existen experiencias positivas en patologías neurodegenerativas como el parkinson o la esclerosis múltiple, aunque en estos casos, su carácter neurodegenerativo hace que haya que tener en cuenta otros factores.

Cuando se habla de altas dosis, ¿de cuántas horas estamos hablando?

A día de hoy se establece por consenso que los tratamientos intensivos empiezan a partir de dos horas al día, cinco días a la semana, incluso hasta seis, como se realizan en algunos centros de referencia, tanto en España como en otros países europeos.

En casos de ictus, por ejemplo, las guías clínicas de las sociedades científicas más importantes, como la de Reino Unido, Estados Unidos o Canadá, nos dicen que lo ideal es realizar tres horas diarias de terapia, entre cinco y siete días a la semana.

¿Cuánto duran estos tratamientos?

Pues existe evidencia que justifica su uso desde los 10 días de tratamiento hasta los tres meses, pero se suele hablar de unas cuatro o seis horas diarias. Cuando se realizan menos horas diarias, lo lógico es ampliar su duración en el tiempo. Lo importante es que este período tenga un inicio y un fin y que su duración se individualice en función del caso clínico y de los resultados que se objetiven con el tratamiento.

Una vez que finaliza el tratamiento intensivo, ¿qué opciones tiene el paciente en CEROCUATRO?

Al terminar el tratamiento intensivo, el objetivo es mantener las ganancias conseguidas durante este período. Para ello son imprescindibles dos cosas: incluir los movimientos aprendidos en las actividades diarias de los pacientes y una pauta de ejercicio físico semanal de, al menos, 150 minutos.

En CEROCUATRO facilitamos esto mediante un protocolo de transferencia para el domicilio del paciente, en el que se detalla cómo debe realizar las actividades diarias y con qué adaptaciones para poder incluir los movimientos trabajados en la terapia intensiva. Además, diseñamos un programa de ejercicio físico para que el paciente realice en nuestro centro, ya sea de forma individual o en los grupos de ejercicio terapéutico

Gran parte de la información empleada para la elaboración de este texto y para el diseño de los protocolos de terapia intensiva se ha extraído de distintas formaciones realizadas por miembros de nuestro equipo de neurorrehabilitación en el Centro Europeo de Neurociencias (CEN) a través de la Asociación de Terapias Intensivas en Neurorrehabilitación (TIN). Entre ellas destacan la introducción a las Terapias Intensivas en Neurorrehabilitación (TIN), la formación en el concepto Forced Use Utley/Woll y en terapia por restricción del lado sano (CIMT).

CEROCUATRO SALUD
Privacy Overview

This website uses cookies so that we can provide you with the best user experience possible. Cookie information is stored in your browser and performs functions such as recognising you when you return to our website and helping our team to understand which sections of the website you find most interesting and useful.